
Del Brandbook al Playbook
(O cómo dejar de mirar colores y empezar a contar historias)
Todos sabemos lo que es un Brandbook.
Ese PDF que duerme en alguna carpeta: con pantones, tipografías y márgenes que definen cómo se ve tu marca. El logo. Sus aplicaciones. Lo que sí y lo que no.
Y está bien. Está perfecto. Es super importante. Tener consistencia visual es clave.
El problema es cuando creemos que eso basta para construir marca.
O pensamos que por tener un manual de marca... tenemos un manual de comportamiento de la marca.
Que no es lo mismo.
Un Brandbook ordena. Claro que sí.
Pero no conecta.
Y peor, no responde a la pregunta clave: ¿qué lugar ocupa mi marca en la vida de las personas?
El mentado "Y a mi qué" de tu consumidor.
El salto al Playbook
Un Playbook no te dice qué color usar.
Te dice qué historia contar. Y con qué prisma mirar ese "día a día" de las personas.
El Playbook no fija márgenes, sino que relatos.
No prescribe aplicaciones gráficas, sino cómo hacer que tu marca respire.
En Ritalin partimos como Consultores; y luego nos convertimos en tu agencia creativa. Y desde el inicio (incluso antes, en mis días en McCann), me preocupé siempre de diseñar los Playbooks de mis marcas. Nespresso, Rodenstock, Opel, Santa Rita...
El Playbook como una brújula narrativa. Y extrañamente, pocas marcas tienen uno.
¡Y es tan importante!
Porque es una síntesis de lo que la marca realmente promete (y cumple).
Define un personaje literario que da tono y estilo a todo lo que dices.
Ordena los Pilares de contenido que inspiran al equipo, no que los encajonan.
Articula ejemplos prácticos de tono y estilo y tipos de ideas; además de KPIs y canales claros, para que la comunicación deje de ser improvisación.
¿Por qué importa?
Porque las marcas hoy no compiten solo contra otras marcas.
Tu hotel no pelea contra otro hotel. Tu helado no pelea con otros helados.
Pelean contra el último video de MrBeast. Contra el video increíble de tu prima por Europa o el Tiktok del abogado viral.
Hoy, la atención es el recurso más escaso.
Y si lo "gastas" en un trend que no tiene nada que ver con traccionar a tus ventas, o darle vida a tu comunidad... qué diablos estás haciendo?!
Y es en ese ruido, donde una narrativa que conecte es lo único que detiene el dedo hiperkinético del scroll.
Una historia donde habite tu personaje. Dándole forma. Y nutriéndolo en cada interacción.
Dar puntadas con hilo, decimos en la agencia.
Un Playbook hace que tus equipos dejen de preguntarse “¿qué posteamos hoy?”
y empiecen a decir “¿cómo seguimos contando nuestra historia?”.
Del Brandbook al Playbook
En simple, un Brandbook asegura consistencia.
Un Playbook asegura sentido.
Lo primero te ordena la vista. Lo segundo te diseña (y amplifica) la voz.
Porque no es sólo un guión. Es una mirada. Una forma de ver las cosas, estudiadamente conectado con ese a quien quieres llegar.
La utilidad por sobre el auto bombo.
¡¡¡La narrativa, como eje estratégico!!!
Y si me das a elegir… yo prefiero una marca que vive y conecta, antes que una que solo combina bien sus colores. Porque el branding es la acción de la marca.
Y el playbook, es justamente eso. Cómo tu marca se mueve en el mundo real. Y como conecta con quienes realmente importa conectar.